Autismo y genética: el caso del síndrome de Phelan-McDermid

Hoy, 22 de octubre, se celebra el Día Internacional del Síndrome de Phelan-McDermid. El principal objetivo de esta conmemoración es dar visibilidad a esta ‘enfermedad rara’ y concienciar a la sociedad de la importancia de la investigación.

La ausencia o mutación del gen SHANK3 es la característica común de todos los afectados. La falta de este gen supone la discapacidad intelectual de diversos grados y trastornos del desarrollo, así como la ausencia o retraso del habla. 

Según la Asociación Phelan-McDermid, a día de hoy, no existe tratamiento para las personas que sufren la enfermedad. No obstante, es posible reducir los efectos del síndrome a través de terapias físicas, hidroterapia y natación, ejercicios de psicomotricidad, entre otras alternativas. Este tipo de terapias pueden conseguir una mejor calidad de vida.

Uno de los principales problemas que plantea el Síndrome de Phelan-McDermid es que, para poder diagnosticar esta patología, se requiere una prueba específica que no se realiza siempre. Esto se debe a que los afectados no presentan unos efectos físicos muy llamativos que nos avisen de su existencia. Algunos de esos síntomas más evidentes son un desarrollo acelerado, tener las manos grandes y carnosas, pestañas largas y movimientos bucales frecuentes.

Este tipo de enfermedad aparece de forma espontánea, es decir, no se hereda. El Síndrome de Phelan-McDermid, aparentemente, puede pasar por otras patologías con efectos similares o, simplemente, puede ser diagnosticado como un retraso en el desarrollo. Esto se deba a la falta de investigación para este síndrome y otras enfermedades raras.

Qué es?

El síndrome de Phelan McDermid es un trastorno del neurodesarrollo de características variables y con una causa genética conocida.

En la mayoría de afectados se observan síntomas de autismo y esto me hace pensar que conocerlo permite no solo diagnosticar a los pacientes que lo tienen, sino también comprender mejor los mecanismos implicados en el desarrollo del autismo.

Los trastornos en el espectro del autismoTEA– se caracterizan por dificultades en el desarrollo del lenguaje y en la interacción social, así como por una conducta rígida con intereses poco variados. Son estas tres características las que permiten hacer el diagnóstico ya que no existen marcadores biológicos, pruebas médicas, que permitan corroborar el diagnóstico clínico. Los síndromes de causa conocida que comparten síntomas de autismo pueden ser entonces de gran ayuda para entender y aprender como suceden los trastornos del neurodesarrollo.

El síndrome de Phelan McDermid se considera una enfermedad rara, aunque en realidad desconocemos la frecuencia con la que se presenta. Para aumentar su visibilidad y mejorar así su diagnóstico, se ha elegido el día 22 de octubre como su día internacional.

Causa genética

El síndrome de Phelan McDermid se conoce también como monosomía o delección 22q13. Esto quiere decir que, de los 46 cromosomas que tienen las células humanas y que determinan las características y el funcionamiento corporal, el cromosoma número 22 ha perdido un trozo en uno de sus extremos. El trozo que falta puede ser más o menos grande, pero, para que pueda hacerse el diagnóstico de síndrome de Phelan McDermid, en todos los casos debe afectar al gen SHANK3.

El gen SHANK3 permite la síntesis de una proteína muy importante para el crecimiento de las dendritas neuronales, las terminaciones que reciben la información de otras neuronas, y además sirve de andamio para que las conexiones entre neuronas –sinapsis– sean estables. Es decir, es fundamental para la comunicación entre neuronas y por tanto para la formación de circuitos cerebrales.

El defecto de la actividad del gen hace que se produzca menos proteína SHANK3 y esto parece disminuir la comunicación entre neuronas, lo que sería la causa de muchas de las características neurológicas, y no neurológicas, del síndrome de Phelan McDermid.

Características clínicas

La pérdida de función del gen SHANK3 afecta por igual a niños y niñas, casi todos nacen con un tono muscular bajo –hipotonía– y después presentan un retraso que puede afectar a todas las áreas del neurodesarrollo o sólo al lenguaje, que incluso puede no aparecer nunca.

La mayoría tienen rasgos físicos comunes, pero suelen pasar desapercibidos por ser poco llamativos. Lo más frecuentes es que tengan una estatura es normal o acelerada para su edad. Las manos grandes y carnosas. Las uñas de los pies son pequeñas y finas en el niño pequeño y se hacen gruesas, con bordes que crecen hacia adentro, a medida que avanza la edad. Las pestañas son largas y las cejas espesas.

En la mitad de los niños hay además rasgos cráneo-faciales más definidos. Pueden tener la cabeza alargada y estrecha, las orejas grandes y prominentes, las mejillas y los párpados hinchados, a veces caídos, los ojos hundidos y separados, la nariz bulbosa y la barbilla afilada. Sudan poco, por lo que se acaloran fácilmente.

Es frecuente que resistan el dolor, porque su percepción dolorosa está disminuida y también es frecuente que de forma continua estén masticando o mordisqueando. Además pueden presentar dificultades para beber y comer en relación con la hipotonía.

Son menos habituales los problemas renales –infecciones de orina–, gastrointestinales –vómitos repetidos o diarrea crónica–, dentales –maloclusión dental o paladar ojival– y otitis frecuentes, pero hay que conocer su asociación al síndrome 22q13 para tratarlos cuanto antes.

Hasta 3 de cada 4 niños con síndrome de Phelan McDermid tendrán síntomas de autismo. Menos frecuentemente, pueden presentar convulsiones.

Autismo y SHANK3

No todas las personas con TEA tienen alteraciones demostrables en su ADN y cuando se encuentra alguna anomalía genética en niños con autismo, no siempre se conocen sus consecuencias.

Pero el caso del SHANK3 es diferente, porque sí conocemos su función y, en parte, las consecuencias de su déficit.

Se han encontrado al menos 43 mutaciones del gen SHANK3 en personas con TEA. La mayoría de estas mutaciones interrumpen la función de la proteína SHANK3 o impiden que la proteína se produzca.

Desconocemos los mecanismos precisos por los que los cambios en el gen SHANK3 contribuyen al desarrollo del autismo, pero resulta plausible que el déficit de proteína disminuya la formación de sinapsis y por tanto altere los circuitos cerebrales, lo que junto a otros factores ambientales, concurre a la aparición de los síntomas de autismo.

Diagnóstico del síndrome de Phelan McDermid

Aunque la mayoría de niños con síndrome de Phelan McDermid (SPM) tienen síntomas de autismo, no todos los niños con autismo tendrán SPM, que sigue siendo una enfermedad rara.

Debe sospecharse el diagnóstico en todos los recién nacidos con hipotonía de causa desconocida y en los niños que no tienen lenguaje. Ante la sospecha hay que realizar las pruebas genéticas adecuadas que nos permitan llegar al diagnóstico o bien descartarlo.

Si se diagnostica un SPM, el pediatra del niño valorará la presencia de los problemas asociados y, si es necesario, recomendará un seguimiento por los especialistas adecuados. Esta infografía da una idea de las valoraciones a tener en cuenta, siempre siguiendo el criterio del pediatra.

Atención temprana y tratamiento

Como en todos los trastornos del neurodesarrollo, recibir cuanto antes atención temprana va a mejorar el pronóstico final. Es en los centros de atención temprana donde encontramos los profesiones preparados para realizar esta atención.

En la mayoría de casos será necesario realizar fisioterapia para mejorar el tono y evitar malas posturas que puedan dañar las articulaciones.

También la logopedia es imprescindible para el retraso del lenguaje y los problemas de masticación y deglución. Los bebés con SPM, hacen ajos y balbucean, incluso pueden aprender algunas palabras. Por desgracia, algunos niños perderán el habla aprendida entre los 2 y 3 años de edad. Con tratamiento intensivo, es posible recuperarla, pero siempre habrá un deterioro, leve o grave, del habla expresiva.

Los niños con detección 22q13, comprenden más de lo que pueden expresarse. Cuando la comunicación no es adecuada, debemos intentar otros medios como el lenguaje de signos, tarjetas de comunicación o pantallas táctiles.

Si aparecen convulsiones o se evidencian cambios en el comportamiento o pérdida de habilidades, debe consultarse a la neuropediatra para que realice el diagnóstico correspondiente y valore el mejor tratamiento.

La higiene dental profesional regular, el cepillado de rutina y el tratamiento con fluoruro son importantes, ya que el esmalte puede dañarse por la masticación persistente.

Por la escasa sudoración que tienen, es importante evitar las altas temperaturas y exponerse al sol en exceso. Como su percepción del dolor está disminuida, hay que tener cuidado con las quemaduras –por calor o frío–, vigilar el riesgo de accidente, los objetos afilados o que la ropa o los zapatos demasiado apretados les causen rozaduras y heridas.

La edad adulta

Los primeros casos descritos compatibles con el diagnóstico de SPM datan de finales de la década de los 80 del siglo pasado, la primera descripción del síndrome, por la Dra. Phelan, se publica en 1988. Así que hay muy pocos adultos con diagnóstico de SPM que nos permitan conocer bien el pronóstico del SPM.

Sin embargo, las dificultades en el lenguaje y la cognición hacen muy poco probable que los niños con SPM alcancen el desarrollo necesario para una vida adulta independiente. Y por otra parte, la esperanza de vida dependerá de los problemas de salud asociados y del grado de discapacidad intelectual. En general, a mayor discapacidad, menor esperanza de vida.

La investigación

Como sucede en todas las enfermedades raras, al haber pocos pacientes también hay pocos datos que permitan conocer mejor el síndrome, su evolución y estudiar posibles tratamientos.

Si tu hijo ha recibido este diagnóstico, es interesante que valores asociarte con otros pacientes, no solo tendrás acceso más fácil a recursos diagnósticos y terapéuticos, sino que puedes aportar información de valor para futuras investigaciones.

Si te ha resultado útil o crees que puede ayudar a alguien, te agradeceremos que compartas esta entrada en tus redes sociales.

↬  2018 © mj mas

_________________________<sobre esta información>

Gráficos: «Día internacional del Síndrome de Phelan-McDermid» y «Pautas para la evaluación médica y el seguimiento» por la Asociación Síndrome Pelan-McDermid. «Conditional SHANK3 deletion in human neurons impairs Ih channel» en Science  06 May 2016: Vol. 352, Issue 6286.

Relacionados:

Enlaces de interés: Asociación Síndrome de Phelan McDermid.

Bibliografía:

  • K. Phelana H.E. McDermid. «The 22q13.3 Deletion Syndrome». Mol Syndromol 2011;2:186–201
  • Fei Yi, Tamas Danko, Salome Calado Botelho et. al.«Autism-associated SHANK3 haploinsufficiency causes Ih channelopathy in human neurons».Science 06 May 2016: Vol. 352, Issue 6286.
Share

You Might Also Like

Nos encantará que nos dejes un comentario